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Entrevista a Esther Montoy, subdirectora del colegio Maristes-Montserrat de Lleida

 

. Explícanos un signo de esperanza que hayas vivido recientemente en el aula.

En una época como la nuestra en la cual el individualismo está presente cada día, ver que nuestros chicos y chicas se juntan para sacar adelante proyectos solidarios en los cuales trabajan de lo lindo y con ilusión para los demás, es un signo de esperanza muy grande. Normalmente decimos que la sociedad actual está falta de valores, pero cuando vemos a nuestros jóvenes trabajar con tanta implicación por los derechos de los niños y de las mujeres, por la paz, por la solidaridad y preocuparse por los otros de una manera tan altruista y empatizando con las dificultades de aquellos a quienes ayudan, sabemos que estamos en el buen camino.

 

. ¿Cómo se vive la multiculturalidad en la clase?

El hecho que en nuestras aulas haya una gran variedad de alumnos y que la multiculturalidad sea una realidad muy palpable es una riqueza para todo el mundo. Conocer nuevas culturas y nuevas maneras de pensar ayuda a abrir la mente, a descubrir que hay otras maneras de hacer y de ser que no siempre son las mismas que las nuestras y esto nos lleva a aprender continuamente y a crecer como personas.
Hace falta que sepamos vivir esta realidad de una manera abierta, reconociendo la gran oportunidad que es para todos nosotros.

 

. En una sociedad que cambia a tanta velocidad, ¿qué valores crees que se tienen que mantener?

En un contexto como el de hoy, tenemos que potenciar la fortaleza interior de las personas. Por eso hay que trabajar el pensamiento crítico, aprender a pensar y profundizar en la interioridad, el sentido de la vida, la conexión de las personas con su fuente vital. También es importante que estemos centrados en cómo aprendemos y no en el que queremos enseñar. El que nos confirma la neurociencia es que, para favorecer el aprendizaje, hay que trabajar desde las emociones positivas. De aquí la importancia de trabajar más el juego, las artes, el movimiento.

Otro aspecto esencial a trabajar son las relaciones porque todos nosotros somos relación. Nos hace falta, pues, trabajar la relación con uno mismo, con los otros, con la naturaleza y con el trascendente. El trabajo en equipo, los valores, la convivencia, la conversión ecológica, la democracia, el sentido de pertenencia en la comunidad, el compromiso, la transformación...

 

. Imagínate que por un momento eres responsable de modificar el currículum escolar. ¿Qué añadirías? Y, ¿qué eliminarías?

En la escuela marista queremos desarrollar nuestro proyecto pedagógico en el marco de ocho culturas que se van tejiendo a medida que vayamos innovando la práctica educativa: la cultura vocacional, del encuentro, transformadora, de pensamiento, indagadora, emprendedora, 'maker', emocional y artística. Por este motivo creo que sería importante tener un currículum que trabajara de igual manera los cuatro pilares fundamentales de la educación: el ser, el hecho de convivir, el saber y el hacer. Tradicionalmente la escuela se ha centrado mucho en el saber, hay que impulsar los otros ámbitos. Tendríamos que conseguir que los contenidos curriculares sean, sobre todo, un medio para desarrollar todas estas competencias e ir impregnándose de estas culturas.